eres el océano entero
Puedo contarte mi historia una y otra vez…
porque ahora sé que tengo el poder de reescribirla las veces que quiera.
Durante mucho tiempo viví en modo automático, repitiendo las mismas narrativas que me había contado desde niña:
“No soy suficiente.”
“Debo ser más fuerte.”
“No puedo equivocarme.”
Pero, ¿Qué pasaría si dejara de criticarme tanto?
¿Qué pasaría si dejara de luchar contra mí misma?
Descubrí que cuando sueltas esa necesidad de ser perfecta, de parecer fuerte todo el tiempo, empiezas a vivir con más plenitud.
Dejas espacio para la compasión, para la honestidad, para el crecimiento real.
Mi historia ya no es una cárcel, ahora es mi lienzo.
Una historia con energía, con propósito, con integridad.
Una historia que puedo contar desde el amor y no desde la vergüenza.
Porque yo soy la llave que abre la puerta.
No el pasado, no lo que dijeron de mí, no los errores, ni siquiera las heridas.
Yo soy la llave.
Y esa verdad me libera cada día un poco más.
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