Quiero acabar con esto
No duermo lo suficiente.
No tengo mucha vida social, tampoco me interesa perder el tiempo haciendo cosas absurdas.
Prefiero sentarme en mi cuarto y pasar tiempo con mi hija.
Recuerdo que en ocasiones he trabajado con fiebre, con dolores musculares, emocionalmente exhausta, cansada de repetir lo mismo cada día.
Cada mañana me despierto cansada, pero de algún modo consigo hacer los trabajos domésticos en casa de mi padre.
Después del incendio en casa del vecino, que también nos afectó, cada día me despierto para llenar los cubos de agua, calentar el agua para mi hija, llevarla a la escuela a tiempo.
Casi siempre me toca limpiar la casa, cocinar, recoger el desorden, hacer la compra, lavar la ropa.
Cuando toca ir al banco para cobrar el dinero de mi padre, tengo que esperar parada durante horas, con el estómago vacío.
Luego voy a trabajar, entreno, me organizo para aprender un idioma nuevo, leo, asisto al culto de la iglesia, y estoy pendiente de mi padre por si necesita algo.
Aun así, no puedo dejar de agradecerle a Dios cada día por el simple mérito de estar viva en esta tierra.
Porque aunque no tenga nada, aunque no sea nada a los ojos del mundo, puedo ofrecerle mi alma y mi vida a Dios cada día.
Confío en que algún día me sacará de esta vida que no me merezco, porque sé que merezco mucho más.
Leí una frase que decía:
"Deja de ser la mamá de tu mamá, la mamá de tus hermanos, la mamá de tu novio, la mamá de tus amigos…"
¡Suelta esa carga! Ve a por ti misma.
Y me hizo pensar…
Cada día me despierto y soy capaz de hacer cosas por mí y por los demás.
Pero… ¿Quién cuida de mí? ¿Quién hace algo por mí en esta vida?
Dios me protege espiritualmente, siempre.
Pero si el hombre protege a la mujer y la mujer protege al hombre,
entonces sé que estoy más que lista para reunirme con mi hombre y dejar atrás cargas que no me corresponden.
Porque merezco vivir la vida que soñé.
Merezco descansar sin sentir culpa.
Merezco amar y ser amada.
Merezco ser cuidada, así como cuido de todos.
Y hoy, mientras escribo estas palabras, le entrego a Dios este cansancio que llevo por dentro,
con la certeza de que me guiará al lugar y la vida que siempre fueron míos.
Comments
Post a Comment