Noviembre 3


 

A veces me siento un poco triste extrañando con paciencia su ternura.
Vivimos separados — por océanos y continentes — pero en mi corazón sé que estaremos juntos.
Como dicen, lo que está destinado para ti, siempre encontrará la manera de llegar a ti,
sin importar los obstáculos, el tiempo o las circunstancias.

Confío en el tiempo de Dios, no en el mío.

Al principio me sentía frustrada, deseando con todas mis fuerzas que él viniera a mí,
Pero solté ese sentimiento de querer controlar.
Me rendí ante Dios, de rodillas, y le dije:
“Estoy lista para recibir lo que es para mí.”
Desde entonces elijo estar quieta, paciente, tranquila y en paz.

Escribo esto porque mis oraciones están manifestándose, poco a poco,
y estoy aquí para recibir con alegría… y con lágrimas.

No quiero seguir viviendo con el pensamiento negativo de que
“si cuento mis bendiciones, algo malo pasará.”
Eso es vivir con miedo, y no quiero manifestar ese miedo.

Hablo desde el amor, la positividad y la certeza
de que las cosas que son para mí, simplemente lo serán.
Y lo que otros intenten hacer,
o proyecten desde su energía negativa hacia mi felicidad,
no podrá alcanzarme.

Porque soy hija del Todopoderoso,
y Él jamás permitirá que su hija pierda…
solo que se eleve, y gane. 


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